Berlin.

Llegamos ayer y está increíble. Ahora con ropa limpia y que huele a detergente estamos listos para vivir lo que nos queda del viaje. El hotel es uno de esos edificios viejos con techos altos y el cuarto es bien grande. Tenemos terraza y todo, así que está bonito.

El partido que vi fue Alemania - Italia (Vivs lo siento por Portugal) y fue toda una experiencia porque tuve que verlo parada. Los alemanes estaban tan emocionados que nunca quisieron sentarse. Cantan mucho más fuerte que los mexicanos, los argentinos o los holandeses. Fue una cosa impresionante. Lástima que perdieron porque hubiera estado padrísimo que llegaran a la final. Me la pasé bomba.

Roberto pues sigue chambeando y al final no pudo irse a Munich porque las cosas se complicaron. Ahora sólo queda esperar la final y se acaba... Hemos estado muy contentos y de verdad por fin estar en Berlin (¡Acaba el peregrinaje, ahora nos quedamos aquí hasta el día 11!) es algo buenísimo. Todavía tenemos algunos pendientes administrativos como reservar el tren y así, pero ya no es nada comparado con lo que hemos pasado.

Seguimos con mucha atención la carrera AMLO-Calderón. Y si yo siento como un nudo en la panza cada vez que entramos a internet, sólo pienso como la están pasando ustedes por allá. Es la misma sensación de cuando fui al juego México - Argentina ¡Me va a dar un patatús!

Muchos saludos a todos...