Viernes en la mañana.


Hoy estamos en Munich. Llegamos ayer en la noche después de dar la vuelta un rato en pueblos muy chiquitos pero impresionantes.

Salimos de Friedrichshafen temprano y nos fuimos a Ulm, que para más información es la tierra natal de Albert Einstein. Pero no fuimos por eso, sino porque su catedral gótica tiene la torre más alta del mundo. Aquí no subimos porque no teníamos mucho tiempo y también porque la guía especificaba la cantidad de escalones: 768. Es muy impresionante. El interior tiene vitrales antiguos y modernos y unos techos altísimos. No quiero entrar en toda la descripción arquitectónica, pero valió la pena.

De ahí tomamos un tren a Memmingen, que aunque es un pueblo bonito no visitamos proque queríamos llegar a Ottobeuren. Es chistoso, proque ahí no llegan los trenes. Tuvimos que ir en taxi y regresar en camión. La abadía de este pueblo es el máximo exponente del Rococó (ver la foto). O sea que está llena de frescos, pero también de estuco cubierto con oro y estas columnas inmensas que parecen de marmol de colores pero que en realidad están pintadas. No es el estilo que más me guste. De hecho me parece bastante feo, pero la guía le pone tres estrellas y es un espectáculo impresionante. Es enooorme. La acabaron de construir en 1748.

Estuvo padre, porque por fin paseamos un día completo juntos y fuimos a lugares que no estaban llenos de turistas. Aquí ya se siente el mundial. Ayer en la noche caminaban por las calles grupos de costarricenses y alemanes cantando sus respectivas porras. Los ingleses apoyan a Costa Rica y los mexicanos se formaban en McDonalds. Fuimos a cenar a un Bire Garten que es como el lugar al que hay que ir a tomar cerveza y comer salchichas. Estuvo muy divertido.

Roberto hoy va a la inauguración y yo regreso a pasear. Voy a decidir en este momento cuál será mi destino el día de hoy...